Esta mañana en el metro observaba discretamente como un joven se tomaba un redbull de lata, me parecía el tema a reflexionar del vagón. Cuando de refilón me he fijado que el hombre que estaba sentado delante, un hombre normal, tirando a delgado, barba cerradísima de dos días sin afeitar, ropa normal, zapatos normales algo sucios, manos de trabajador y uñas de purpurina dorada.
Al principio he pensado que sería el resto de algún tipo de trabajo, pero después me he percatado de que llevaba perfectamente pintadas todas las uñas de las manos de color dorado purpurina. Manos que no llevaba escondidas. Eso si que daba para iniciar un cuento.
Ocaña. Retrato intermitente.
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