Me he puesto a pensar en que era un sitio inusual para ella, como para los políticos en general, estar en un barrio. Era el contraste de la luz con la oscuridad del entorno. En que ella posiblemente, como casi todos los políticos españoles, no había tenido nunca necesidades ni problemas a final de mes. En los lujos que ella había disfrutado y el poder que había tenido. Lujos que nos estaban vedados a los que andábamos por allí.
Y en esas se me acerca un joven con una bolsa de papel con algo que debía pesar poco dentro. Me fijo y... "Nesspreso". Por listo.
La luna estaba preciosa, pálida y grande, parecía que se podían distinguir sus cicatrices. Aquí no meto la pata.
Neil Kinnock
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