En el vestíbulo una jovencita regalaba polos de fresa para refrescar el verano a los usuarios y hacer publicidad de la marca de teléfonos que ha comprado el nombre de la línea 2. Decliné su ofrecimiento porque iba a comer en muy poco tiempo y en las escaleras de salida ya había tirados envotorios.
Por la noche volvía hacia casa en el Metro y debajo de los asientos había palos de madera con la marca de color fresa.
Hay personas que no cambian.
Oliverio.

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