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viernes, 26 de julio de 2013

Sin cambios.

Salía en el metro de Ópera y me encontré en las escaleras mecánicas con con una chica que se comía un polo de fresa. Me hizo gracia verlo. Y más gracia cuando vi que el señor de detrás llevaba otro igual. Cuando vi que bajaban las escaleras mecánicas 5 personas con polo de fresa me pareció que aquello no podía ser casualidad.
En el vestíbulo una jovencita regalaba polos de fresa para refrescar el verano a los usuarios y hacer publicidad de la marca de teléfonos que ha comprado el nombre de la línea 2. Decliné su ofrecimiento porque iba a comer en muy poco tiempo y en las escaleras de salida ya había tirados envotorios.
Por la noche volvía hacia casa en el Metro y debajo de los asientos había palos de madera con la marca de color fresa.
Hay personas que no cambian.


Oliverio.

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