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sábado, 23 de noviembre de 2013

Por bocazas.

Vuelvo a casa andando desde el metro y me encuentro al uno de los camareros del restaurante chino de mi barrio metiendo todas las latas en el contenedor del vidrio. Me paro y le hago notar que esas latas no van ahí, que solo se puede depositar vidrio. Me pone cara de inocente y me dice "¿si?", le contesto que estoy bien seguro de que ya lo sabía. Me marcho dándole oportunidad para que ponga gestos a mi espalda o me pegue una pedrada .
Llegando a casa me he dado cuenta de que se acabó comer en el restaurante, se acabó elegir a la carta ahora todos los platos irán con pollo.

Oliverio.

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