Pero hay algo de lo que cada vez hay menos.
El domingo por la mañana iba en autobús y el conductor tenía que comprobar si los abuelos que estaban sentados en la parada eran usuarios del autobús o simplemente mayores que descansaban allí porque no había un banco cerca. Como muchos de los mayores están educados a la antigua hacían gestos con la mano al conductor para indicar que no iban a subirse y que siguiera su ruta sin parar.
Si hubieran sido políticos hubieran extendido la mano. Están muy acostumbrados a ese gesto.
Oliverio.
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