Me ha llamado la atención que el chaval se ha parado en seco. Pero después de dudar ha entrado. Me he acercado disimuladamente y había un señor durmiendo dentro de la oficina. También he dudado si entrar pero necesitaba el dinero y no había tiempo de buscar otra oficina. He entrado, he procurado hacer el menor ruido posible y he realizado la gestión a toda carrera. Mientras esperaba me he fijado disimuladamente en el señor que dormía dentro. Un señor de unos cuarenta años, la ropa un poco descuidada pero no mal. Estaba acurrucado durmiendo de lado con las zapatillas un poco flojas pero puestas. No tenía nada. Ni un mal manojo de cartones para dormir con la cabeza apoyada.
He pensado qué le habría pasado para acabar allí. Al final cuando he salido camino de mi casa me aguantaba las lágrimas a duras penas.
Oliverio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario