Historia de un idiota contada por él mismo.
…tras la muerte del dictador, nuevos políticos ocuparían el
poder y empujarían a la jubilación a cuantos representaron la resistencia
oficial durante el Régimen, que se llamaba.
Es natural. La política es una profesión que no puede
dejarse en manos de editores,
arquitectos o bailarines. En vida del general los verdaderos políticos se
dedicaron a negocios financieros, dejando la resistencia en manos de los
pobres, que no tienen nada que perder, y de los aficionados, que es gente de
buena fe; pero una vez inaugurada la democracia emergería del fondo de las
moquetas un número increíble de políticos profesionales a quienes nadie
conocía, pero cuyo aplomo nadie fue capaz de quebrar. Los individuos como Pepe
Barras, los huelguistas de hambre azuzados por el episcopado, o las revistas
del Gran Corazón como Cuadernos para el Diálogo, incluso las verdaderas
víctimas, es decir, los pobres, desaparecerían del mapa en cuanto se hicieran
necesarios los políticos profesionales.
Félix de Azúa.
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