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domingo, 22 de septiembre de 2013

En la puerta de la casa convento. Vidas paralelas.

Ayer por la mañana pasé por una calle donde sé que hay una casa convento. La puerta grande estaba abierta y una monja vestida de monja baldeaba la puerta. Era muy mayor y estaba encorvada por los años. Era curioso verla fregar el quicio con decisión y echar el agua del cubo por la zona próxima a la puerta.
Pasé por la noche, recién empezada, por la misma puerta y una chica joven estaba sentada en el mismo quicio encorbada sobre si mísma. Había vómito en la zona de la puerta donde no estaba sentada. Supongo que había sido ella. Cuando volví a pasar también había vómito entre sus piernas desnudas y seguía en la misma postura. Sus amigas estaban de pie próximas pero no estaba mucho mejor que ella.

No vi la cara de la monja porque me la tapaba su toca, la cara de la chica tampoco la vi porque me la tapaba sus manos y cabello.

Oliverio.

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