Unos días en blanco. Pesadilla telefónica.

Esta entrada la voy a tener que escribir en varios días. Ha sido mi experiencia personal al cambiar de compañía de teléfono. Hoy parece que se ha cerrado el ciclo, pero estoy seguro que no porque faltan las facturas y tengo dos aparatos en casa de la compañía antigua que no quiero para nada.


Desarrollo.
Como me cobraban más de 80 euros por varios servicios, pero no incluía el móvil que lo tenía en otra compañía, decidí ir un viernes por la tarde a una tienda física y hacer un nuevo contrato en otra operadora que incluyera todos los servicios que se estilan en la actualidad.
Aproveché para hacer unas consultas sobre unos problemas con la línea de mi madre y las respuestas fueron descacharrantes, prefieren que les engañes por teléfono a traer una autorización firmada por la interesada que no puede acercarse a la tienda.
Pero vuelvo a mi problema.
Me hicieron firmar un año de permanencia.
El domingo mi familia me aconsejó que avisara a la vieja compañía y dijera que me daba de baja.



Nudo.
Lunes.
Llamo y aviso a la compañía que me cambio operadora.
Empieza un calvario de una semana. Me llamaron todos los días laborables para mejorar las condiciones (mañana y tarde). El primer día fue apoteósico, me pasaron con tres personas diferentes seguidas.
Por la noche a las 24 horas me cortan internet y la televisión. Sé exactamente la hora porque estaba conectado a un juego on-line.

Martes.
Me siguen llegando mensajes de móvil y mensajes al contestador (seis a lo largo de la mañana) para que devuelva el equipo de la televisión. Por la tarde me llaman para mejorar la oferta que tengo. Me aseguran que no pasa nada si me cambio con ellos. Les digo que me han cortado interntet y la tele y ellos me dicen "Eso no lo hacemos nunca".
La compañía nueva se pone en contacto para poner todo en marcha y les digo que no puedo el jueves. Que se pasen por casa el viernes por la tarde. Que me han cortado los servicios de internet y televisión "Que raro, eso no lo hacen nunca".

Miércoles. Me siguen llegando mensajes de móvil de la vieja compañía para que devuelva el equipo. En el contestador tengo 7 mensajes para que devuelva el equipo. Por la tarde me vuelven a llamar para decirme que no me vaya. Les digo que comprueben el tiempo que llevaba con ellos, "Anda, si llevaba muchos años con nosotros", les digo que por eso me cambio. Jamás me han ofrecido nada ni me han bajado 10 céntimos en el contrato (aunque me han cambiado bastantes condiciones con el paso de los años). Me dicen que voy a perder dinero. Les digo que el futuro nunca se sabe lo que nos depara, pero que en el pasado si he perdido dinero con ellos.

Jueves. Me siguen llegando mensajes de móvil. Y tengo mensajes en el contestador. Creo que me llaman al móvil. Me comentan que mi número fijo caduca el día 18 y lo perderé. Suena como a amenaza. Cuando vuelvo a casa el sobre para enviar el decodificador de la tele está metido en el buzón (metido es un decir, tiene dentro una esquina y se lo podía haber llevado cualquiera).

Viernes. Mensajes de móvil y contestador. Me tiro toda la tarde esperando a los instaladores de la nueva compañía. A las 19:45 desesperado llamo a la nueva compañía. Me dicen "Todavía no son las 20 horas". No vienen. Espero hasta las 21 para llamar y decir que estoy sin internet y sin televisión.
Me dicen que dejan aviso, que lo sienten mucho y puede que me se pasen el sábado.

Sábado y domingo. Estoy seguro y tranquilo de que no va a venir nadie.

Lunes a miércoles. La vieja compañía deja de atosigarme, llamo varias veces a la nueva compañía, una vez desde el trabajo (lunes mañana) y otra vez recibo una llamada en el trabajo (algo que no había hecho jamás) miércoles mañana. "No comprenden que pasa con mi petición. Borran la vieja y cursan una nueva". Uno de los operarios dice algo de la portabilidad del día 24, sospecho que eso es lo que me tenían que haber dicho desde el principio. Pero estoy con el fijo solo y oír eso me deja un poco descolocado.

Jueves. San José. Me lo tomo a cachondeo.

Viernes. Sé que no tengo ninguna posibilidad. Vuelvo a llamar. Les digo que me voy al extranjero.

Martes. Llamada al móvil. "¿Podemos ir el martes a hacer la portabilidad?". Claro que pueden pero yo no estoy hasta el jueves. Quedamos para el jueves.

Miércoles por la noche. Saco las cartas del buzón y hay una carta de la nueva compañía. Me cambia las condiciones contractuales sin haber empezado a darme servicio. Me da la risa.

Desenlace.
Jueves 26 viene un chaval joven que deja todo hecho. Trabaja como si fuera un artesano florentino del renacimiento. No deja ni un hilito de cobre tirado, cada vez que entra en casa se repasa las botas que parece que mi casa tiene alfombras persas del siglo X. Por mi culpa un cable le pega un latigazo y no dice ni esta boca es mía. Me pide que por favor dé buena valoración, que no sabe por qué pero mi instalación puede ser revisada.
Me advierte de tres aparatos que son de la compañía antigua. Que no los pierda por si me los reclaman. Un ruter, una cajita de acceso que estaba sobre la puerta de casa y ha quitado y un distribuidor que tengo anclado en la pared.
Cuando se va llamo a un número que aparece en el sobre de burbujas de la vieja compañía. Estoy por llevarlo a correos pero prefiero que vengan ellos a casa. Tendré que firmar algo. Quedo para el viernes por la tarde.

Viernes. Los de la nueva compañía llaman para pedir mi valoración. Se la doy. A la hora vuelven a llamar para pedir valoración. Les digo que si les repito la anterior o esa les vale. Piden perdón por la confusión.
La verdad es que no hay ninguna cordinación en los servicios de ninguna de las dos compañías, como les hago notar varias veces. La gente se queja de los ministerios pero para ser una compañía privada y existir las bases de datos son un auténtico caos.
A las 12 de la mañana aparecen los de la compañía de envíos para recoger el sobre, habían dicho que por la tarde. No he salido de casa, aunque tengo el frigorífico vacío porque me esperaba algo así. Les pregunto si comprueban el contenido del sobre. Me dice que no. Había sacado foto de todos los materiales según los metía en el sobre.
Sinceramente no me fío nada.

Epílogo.
Tengo permanencia de un año pero si pudiera no tenía ni teléfono, ni internet, ni nada.
Miedo me da cuando empiecen a llegar las facturas.
La compañías de teléfonos son los nuevos filibusteros. Espero que los gobiernos saquen buena tajada.

Oliverio.