El caso es que en Correos había una cola de tres pares de narices, he dudado si marcharme pero al final he optado por esperar. Al poco de llegar le decían a una señora mayor de 70 años que debía escribir en la solicitud de voto por correo. Al mismo mostrador ha llegado al poco otro señor rondando los 80 años con el mismo problema. La señorita lo ha tratado amablemente pero se notaba que hacía lo posible por deshacerse de él porque le decía que tenía de plazo hasta el 10 constantemente. El anciano no lo veía muy claro pero la señorita ha visto el cielo abierto cuando le ha preguntado cual era la dirección a la que tenía que mandar la solicitud y el desolado señor le ha dicho que no sabía el nombre de la calle de Galicia donde iba a pasar las Navidades con su sobrino.
Mientras la fila avanzaba lentamente, entre paquetes, pagos e ingresos veíamos como la señora volvía al mostrador y ponía el nombre donde no debía en otro impreso, el nombre mal escrito en otro impreso, etc. Ya los presentes nos mirábamos risueños pero entristecidos por la situación. Al final de no sé cuantos intentos la señora lo tenía todo bien y se ha ido con su impreso para recoger otra cosa otro día... Segundo asalto.
Después yo me he ido a echar la primitiva a la tienda del barrio y repasar los cupones de las últimas semanas. El primero que paso por el lector empieza a dudar y escribe: Espere. Ha estado a punto de darme un infarto, ¿será que había un premio especial?. Desde el interior de la pecera la dependienta del puesto ha dicho en alto:
S: Que la máquina no funciona. Se ha caído el sistema en todo Madrid.
Me ha dado un bajón que solo será comparable a cuando vean los ancianos que luchan por votar por correo lo que hacen con su voto los partidos ganadores.
Oliverio.
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