Prioridades.

Íbamos en el vagón del tren no muy apretados pero con bastante público. Un grupo de adolescentes iban de excursión y reían y bromeaban entre ellos. De vez en cuando le decían algo a la "seño" en voz alta. Pero no me daba tiempo a reconocer quién era entre los viajeros porque nadie parecía hacerles mucho caso. Al fin me di cuenta que era una señora de mediana edad que viajaba sola con ellos porque ante otro comentario que la hacía referencia levantó y sonrío al grupo de jóvenes. Bajó la cabeza y siguió a lo suyo. Miraba un teléfono y accionaba la pantalla desentendida de la euforia juvenil de sus alumnos.
Su teléfono era de un modelo claramente más anticuado que los chavales que iban con ella.

Oliverio.