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domingo, 17 de abril de 2016

Privacidad y educación.

En el metro camino del trabajo aprovecho para repasar mensajes, borrar algunos y escribir otros en el teléfono. El viernes pasado iba haciendo lo de siempre y en una de las estaciones se montó un niño con su madre. La madre se quedó de pie hablando con una conocida permitiendo que todos los del vagón nos enteráramos de todo lo que decían. Habiendo más sitios en el banco el niño se puso a mi lado.
Me di cuenta de que estaba leyendo lo que yo escribía pero me hice el loco hasta que me di cuenta de que empezaba a leer en alto el texto que yo iba escribiendo. Era viernes e iba al trabajo, no estaba para ser ocurrente.
Me volví hacia el niño pero dice bien alto "Eso es de mala educación". La madre le reprendió al niño pero yo estaba casi más abochornado que el tierno infante. Me levanté a toda carrera mientras la madre amenazaba a su hijo con todas la penas del infierno a un nivel para que la oyera todo el mundo. La gente empezaba a mirar hacia donde estábamos. Yo estaba muerto de vergüenza . Solo quería que el metro llegara a mi estación.
Mientras subía las escaleras mecánicas de la estación ya empezaba a reírme. Me equivoqué al reprenderle. Tenía que haber escrito en el teléfono "Niño, eres tonto".

Oliverio.



En el trabajo me dijeron que gente como yo es la que hace que los jóvenes detesten la lectura.

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