Estamos sentándonos en la sala pequeña del teatro de la Comedia. El escenario es solamente un círculo rodeado de butacas. Quizá hay 100, como mucho. Cuando hemos ido entrando los propios actores nos cogen los abrigos y los cuelgan en unas perchas que hacen de guardarropa.
La dama boba nos espera y poco a poco van llegado los espectadores. A nuestra izquierda, en nuestra misma fila, se acerca una señora mayor acompañada por otra algo más joven que se sienta junto a nosotros. Reconozco a Nuria Espert.
Le advierto disimuladamente a mis acompañantes su presencia y notamos de pronto que todos los actores que se encuentran repartidos por la sala concentran su mirada en ella. Se les cambia la cara a todos. Uno de ellos se acerca a saludarla y pasa por delante de nosotros. Cuando se retira emocionado nos dice que si la conocemos y le contestamos que si. Cuchicheamos sobre la situación de si su presencia les espolearía o les pondría nerviosos.
Durante la representación espié la cara de ella y parecía disfrutar con la función. Claro que... es actriz.