Anoche volviendo a casa una pareja madura gaditana con maletas me pidieron ayuda desesperados en el andén del metro. Venía el metro y ponían cara de no creer que era el que correspondía subir porque el número de la locomotora no era el de la línea que buscaban. Les explique que ese número era de uso interno, que una vez estuvieran en el andén podían coger cualquier metro que llegara. También les aclaré que si se equivocaban de dirección podían cambiar de andén sin tener que salir a la calle ni volver a sacar billete. Parecían aliviados mientras viajábamos juntos camino de su destino. Me dijeron que se habían hecho la línea circular entera porque se habían perdido (yo creo que se debe tardar una hora). Cuando ya comprobaron que iban en la dirección correcta parecieron descansar y la mujer aseguraba que tenía unas ganas tremendas de llegar al hotel. Argumentaban los dos que la ciudad era muy grande. Me dieron las gracias al bajarse y les desee que descansaran.
Por la mañana camino del trabajo me ha pasado algo parecido. En el final de línea todos los viajeros deben cambiar de andén y entramos los que vamos a ir la dirección que venía el metro. Tres señoras maduras con cara de felicidad seguían sentadas sin moverse. Nos hemos ido metiendo y antes de que arrancara me ha dado un poco de apuro y les he preguntado dónde iban. Me han dicho la estación y les he dicho que debían hacer lo que todos los pasajeros. Se han bajado deprisa riéndose antes de que se cerrara la puerta.
Resumen: me meto donde no me llaman.
Oliverio.
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