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miércoles, 23 de abril de 2014

En mitad de la noche.

Sobre las cinco de la mañana me he despertado sin saber por qué. Al rato ha sonado el teléfono, puede ser que me hubiera despertado con una llamada que no había llegado a escuchar. He salido corriendo pero no he llegado a tiempo y han colgado antes. Por poco me da un infarto, me he quedado esperando a que volvieran a llamar esperando lo peor. 
Han vuelto a llamar he descolgado como un loco el teléfono y me han hablado en chino (desconozco que dialecto). Les he dicho que se equivocaban. Y a partir de aquí ha sido una tortura, cada dos o tres minutos llamaban. Hablaban, o no. Yo hablaba, o no. Al final les he dicho en mi macarrónico inglés que pensaba quitar la batería al teléfono, que llamaban a Europa y a un número equivocado. 
He quitado las pilas, pero ya estaba totalmente despierto. Pensando si habrían conectado en ese breve espacio de tiempo con la estación orbital y me vendría una factura de 6000 euros el mes que viene, o le había hecho polvo al concursante de "Quiere ser millonario en yuanes" que había gastado su llamada conmigo. O vete a saber.
Me voy a la cama un poco mosca.

Oliverio.

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