A su lado se han sentado dos abuelos con un niño de unos dos o tres años (hoy empezaban las vacaciones). Nos ha ido cantando todas las estaciones que iban a llegar, el abuelo le decía donde salíamos y el nos decía a dónde llegábamos. Ha sido muy divertido. Cuando se iba el niño nos ha dicho adiós a todos y nos despedido con la mano, como un pequeño monarca en miniatura.
Mientras, el hombre seguía dormido, parecía albañil, con su cabeza rapada anticipando su calvicie, las pantorrillas al aire con unos vaqueros cortos, y unos musculosos antebrazos marcados con un tatuaje de muy pobre factura que ponía "Varna".
¿Soñaría con algún niño pequeño que le cantaba estaciones en búlgaro?.
Oliverio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario