Ayer fuí a la filmoteca a ver una película mejicana de los años 40.
Hacía años que no iba y estaba con sensación de novato. El sitio sigue siendo muy cuco con su vestíbulo, su bar y su precio por entrada imbatible. Uno de estos días podrán ver Dos semanas en otra ciudad por 2,5 euros. A ver quién iguala eso.
El caso es que cuando bajamos las escaleras para entrar en la sala había un cartel anunciando que la copia estaba en muy mal estado.Era la sala pequeña y tenía un aforo aceptable, he estado bastantes veces solo en el cine para saber de qué hablo.
Vaya si estaba en mal estado. Había que concentrarse por encima del ruido para entender a los protagonistas.
Un chico pescaba algo en el mar para conseguir una perla y poderse casar con su adorada, que no me acuerdo del nombre, rubia con trenzas y vestida de niña. Vamos, que era una niña vieja. El padre de la rubia odiaba al pobretón, puede que fuera por el traje de baño que usaba para zambullirse, era de nadador pero con cualidad de faja, un poco más estirado y le llegaba al esternón.
El buen chico tenía un amigo que puede que heredara de su abuelo, porque tenía ya sus años, Que era el contrapunto gracioso o al menos no ponía cara de acabo de pisar una caca de perro como el protagonista. La misma cara toda la película salvo cuando tiene a la rubia en sus brazos, una escena en toda la película.
Cuando vuelven al chiringuito de la playa tras pescar, contrariado porque nada de perlas porque el chico o una perla o pasa de trabajar, de la playa hay otros marinos y uno con muy mala baba que se ríe de él abriendo la boca un montón y enseñando una dentadura prodigiosa, y una campanilla que no se veía por culpa del mal estado de la copia. Y vemos una india con su cabellera desmelenada que se acerca al protagonista con cara de te quiero para siempre aunque tu eres tonto de baba y no te enteras.
No sabemos cuanto tiempo pasa pero el caso es que la chica rubia, saltándose la promesa, se casa con el pretendiente propuesto por su padre, que con buen criterio quiere que su hija se case con un rico. El pescador coge una perla pero ya no le vale de nada. Atardecer triste.
Uno de los señores de nuestra fila se acercó a la pantalla. Seguir el argumento era un infierno.
Por la noche, suponemos, está tomando bebidas espirituosas potentes en el bar con su amigo el animado (no sé como aguanta al cenizo del joven) y la india abnegada canta Mariquita Linda a petición del público, poco respetable porque se ha visto como una de la clientela sube unas escaleras con un marino. Vamos que el bar no parece un lugar muy tranquilo. Y menos que lo será en un rato porque acaban pegándose todos. Pero antes de ello hay un parlamento sobre el desamor muy interesante entre el amuermado y su amigo que bebe de la botella con mucha alegría. Alguien acciona una especie de abanicos grandotes colgados del techo que hacen que la conversación sera hipnótica, a veces están a oscuras por la sombra de la palma grande que se balancea y a veces se les ve la cara. Yo desconecté de las penas del pesado y me balanceaba al ritmo de la sombre que avanzaba y retrocedía en el local y sobre el rostro de los amigos.
Aparece otra vez el marino de la boca desmesurada y se vuelve a reír fuertemente del pringado sin novia y se monta la trifulca. A destacar: los muebles no se rompen, y se pegan bastante mal. Si la copia estuviera en mejores condiciones veríamos reírse a los extras. La escena se me hace larga para el ruido que se monta y lo nula que es, el propietario del bar esquiva los objetos que rompen las estanterías de detrás de él y al final se suma a la fiesta ¿Y quién no si se nota que se lo están pasando en grande?.
A la mañana siguiente el amigo va y le dice al protagonista que se ha metido a militar. Yo no daba crédito. Méjico debía tener unas normas de alistamiento muy laxas para coger a semejante abuelo. A principios del siglo XX la edad no era un impedimento. A ver si aprendemos ahora.
Ya está vestido de militar y todo. Están en la playa viene su pelotón, que son 20 mal contado al mando de uno que tiene un espíritu marcial un poco flojo y se van camino del atardecer. Aquí hay puestas de sol a tutiplén. Pero nuestro protagonista decide no dejarle solo y se va con el grupo. ¿Qué ocurrirá?
Pues que aceptan al cara triste y los embarcan a La isla de la pasión. Yo estaba un poco mosca porque con ese nombre y si solo había hombres aquello iba a tomar un cariz poco años 40. Respuesta rápida, la camarera que adora al sieso recoge sus cosas en un hatillo pequeño y decide seguirle a donde vaya. En ese momento llueve fuera de su choza y una amiga le suplica que no haga eso. Ella le dice que es el momento más feliz de su vida. Vaya vida más perra que debió llevar la pobre en el pasado. No recuerdo por qué el obsesionado aparece en la puerta todo mojado y se van juntos. Pero no la toca ni la dice que la quiere. Pobrecita. Da pena.
En el momento de montarse en el barco cada hombre va con su soldadera. Así que allí va a haber mujeres y mucho tomate. Pero que muchas mujeres y mucha pasión. Resulta que al mando de la misión va ¡El marido de la rubia! Yo no daba crédito. Pero le dice a su mando que no pasa nada porque van a ser 4 meses de nada. No se da cuenta de que él único sin mujer va a ser él. Aquello se le va a hacer muy largo.
¿Qué hacen en la isla? Pasar calor, sudar y ir perdiendo compostura según pasa la cinta. El único imperturbable es el marido de la rubia. Sigue tapado como si estuviera en Oslo toda la película, Eso si, suda. Los demás pues van con la guerrera suelta, sin camisa. Cosa lógica porque aquello parece un secarral.
Las soldaderas están un poco hartas. La india adoradora de totems helados es la que mejor aguanta aquello, no debe pasar calor porque como el protagonista es frío para con ella pues estará tan ricamente de temperatura. Les pasa de todo, enfermedades, tiburones, etc. Pero allí no llega nadie. Dicen el tiempo pero tampoco es cosa de ponerse tiquismiquis con los meses. Eso sí, los tienen picando piedra como para hacer el coloso de Rodas. No paran ni un momento. Parece que son presidiarios. Y el protagonista en bañador-faja todo el rato.
Por fin viene un barco. Todo el cine respira. Aquello se acaba. Pues no. Llega lo peor. Les dicen que no van a reemplazarles. Les traen unos pocos víveres y a la rubia con cara de "Me vengo para que mis vecinas no me critiquen". El chico está vigilando una torre esmirriada que está en medio de la playa. Pero la india la ve y dice que por favor que se la lleven a ella. Es una mujer sensata. Pues no. Aparece el sosaina y al verla se escapa nadando al barco para irse de allí. Claro que le pillan y le dejan en tierra para abrasarle de deseo por dentro, y como es prófugo le castigan con 4 días de calabozo o algo así. Mira como loco abrasado. Por fuera ya están todos abrasados. Cada militar a su soldadera, desde luego.
La rubia pide alguna india que le ayude a limpiar la choza y mandan a la cantante. Claro. La cantante le pone patas arriba la casa y acaban discutiendo. La cantante le dice que no le quiere porque si no habría hecho algo por estar con él. Y esa enseñanza sacamos cuando la siguiente criada cuenta que se escapó con su marido y la persiguió su padre a balazos. Ahora estaba coja de resultas, pero con su hombre.
Yo ya me reía algunas veces. Me daba vergüenza. Pero...
Aquello se pone peor pasan meses y siguen solo subsistiendo a base de pescado. Creo que el problema real es que se han tomado la última botella de alcohol que guardaba el médico. Empiezan a hablar de huir. Es que cada dos por tres vemos un atardecer con cruces de tumbas. La situación está muy mal. Además una de las veces que no me acuerdo bien está a punto de morirse la rubia le dice al protagonista que vaya a avisar a su marido. Lo podía haber hecho a gritos pues estaban al lado como se ve después. Pero le agarra del brazo de una forma muy especial. Y ¡su marido (el capitán) lo ve todo!
Ellos no saben que en Méjico hay una revolución. Lo vemos en los periódicos. Y que la isla pasa a ser dominio de Francia. Nos quedamos estupefactos.
Al final los de la tropa deciden sublevarse. Matan al doctor. De camino el amigo mayor avisa al soso y muere apuñalado. El protagonista le pega un tiro al del puñal que resulta ser ¡el de la risa que siempre le enoja! Ni darme cuenta de que estaba en la isla. Pues va el tonto del sieso y avisa al capitán que en su cabaña dormía en la tumbona y su mujer dentro de una mosquitera. ¡Los únicos que no duermen abrazados! y la pobre cantante y el cantamañanas claro. Si ya digo que la rubia y el protagonista estaban hechos el uno para el otro.
La tropa intenta asaltar la choza del capitán defendida por el capitán, el soso, la cantante que maneja el rifle la que mejor y sirve de ejemplo para la rubia. Que al final coge el rifle para defender al grupo también.
Los amotinados ante la resistencia deciden coger el bote con todos los suministros y pirarse. El capitán y el otro bobo deciden perseguirles en otro bote. La escena es hilarante. Un bote de remos lleno de gente y cargado de cosas perseguido por un bote esmirriado desde el que dispara el capitán y rema el soldado. Como debe ser hasta en las emergencias. Es un símbolo clarísimo: los amargados no pueden ver que los demás sean felices. Pues les persiguen con tanta saña que una bala impacta en el bote y mueren todos a resultas de la explosión por la dinamita que se llevaban. Eso si lo habían dicho. La llevaban para hacer ruido si pasaba algún barco cerca.
Toda la película picando piedra y tenían dinamita. En fin.
Al menos el capitán también muere. El pobre hombre tiene mala suerte con sus palabras de despedida porque el ruido era tan molesto que no se oye nada. Tal cual. Pero mientras está moribundo le jura el soldado que respetará a su mujer. Me daban ganas de tirar cosas a la pantalla.
Resulta que el risas no ha muerto. Así que en la isla están solo ellos cuatro. La cantante le dice a la rubia que se jueguen a vida o muerte al objeto de deseo de las dos. La rubia dice que ni loca. No se quiere ni ella misma. La cantante se aparta de allí porque ve a los dos antiguos enamorados acercarse. Y ella se va al lado del acantilado. Que no habíamos visto en toda la película. El risas quiere forzarla pero la india se defiende y ante su resistencia el otro la empuja por el acantilado. Muere al caer. Creo que es lo mejor que le pasa en todo el metraje.
Mientras el enamorado le dice a la otra que no la puede tocar. Que ahora tiene espíritu militar y la bandera está por encima de todo. Yo alucinaba. Y cuando oye la trifulca va corriendo a salvar al india. Llega tarde como ya sabemos pero se pone a pegar al asesino. La lucha entre los dos hombres con un puñal me parece de lo más gay. Eran los únicos de la isla que no tenían mujer, mucho rollo de "yo la quiero" pero no tocaban a ninguna. En la pelea da por muerto al risas, que resulta que no lo está como veremos después. Baja a recoger a la india muerta y la saca de entre las rocas amoroso. Y ve venir un barco. Deja allí el cadáver de la india y va a ver.
De la Habana ha venido un barco cargado de...Franceses. ¡El barco es francés! y una chalupa está desembarcando militares con discapacidad, y grande como veremos después.
El chico saca una ametralladora de tres patas de la torrecita birriosa y se pone a disparar a los franchutes. Que ni aceleran ni se cubren. Los mata a todos como si disparara en la caseta de la feria.
Mas emociones imposible.
Pues si. Se corta la película. El 80 % del cine se marchó corriendo por si arreglaban aquello antes de su huida. Nosotros nos quedamos por si no terminaba así. No había terminado.
Llega el risas indestructible y parece que le va a atacar por la espalda con el puñal. Pues no. Dice algo así como "Después arreglamos lo nuestro" y saca otra ametralladora y se pone a disparar junto al protagonista al grito de "Viva Méjico". Con tan buen tino que empiezan a matar a los del barco que están bien lejos. Pero los del barco tienen un pedazo cañón que empiezan a acercarse en sus disparos. Primero le dan a la bandera. Y después ellos dos mueren de otro pepinazo. La rubia se acerca para ver el destrozo de la torre y le cae otro pepinazo.
Todos muertos.
Yo hacía años que no me lo pasaba tan bien en una película.
Oliverio.